El terrorismo supone un grave peligro para la seguridad de los países y la vida de las personas en todo el mundo.
El terrorismo es el uso ilegal de la fuerza o la violencia por una persona o un grupo. El objetivo es intimidar a sociedades o gobiernos en un esfuerzo por promover otras creencias políticas o ideológicas. Estos ataques pueden adoptar muchas formas, y podrían ocurrir en cualquier momento y en cualquier lugar. Los terroristas suelen aprovechar las vulnerabilidades, y pueden utilizar la tecnología, materiales peligrosos, agentes biológicos u otros métodos para crear trastornos devastadores para la comunidad.
Para dar estricto cumplimiento a los principios del estado de derecho, es preciso que todos los mecanismos que se unan en una estrategia integrada de lucha contra el terrorismo deben proteger incondicionalmente los derechos civiles y políticos contemplados en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y en otros instrumentos universales de derechos humanos y de lucha contra el terrorismo. Entre las garantías del Pacto que no están sujetas a suspensión, ni siquiera en caso de emergencia que ponga en peligro la vida de una nación, se cuentan las siguientes:
Artículo 7
Nadie será sometido a torturas ni apenas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. (…)
Artículo 15:
Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueran delictivos según el derecho nacional o internacional. (…)
Artículo 18
1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión (…).
3. La libertad de manifestar la propia religión o las propias creencias estará sujeta únicamente a las limitaciones prescritas por la ley que sean necesarias para proteger la seguridad, el orden, la salud o la moral públicos, o los derechos y libertades fundamentales de los demás.
Artículo 19
Nadie podrá ser molestado a causa de sus opiniones.
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