Hoy en día la delincuencia cibernética ha creado una industria que genera miles de millones de dólares de ingresos cada año, gran parte de estos son fraudulentos. Se calcula que circulan más de tres mil billones de dólares cada año, y que perjudica a más de un millón de usuarios por día, lo que equivale a catorce víctimas por segundo.
Los delitos cibernéticos que son más frecuentes están relacionados con los agravios y calumnias, el acoso, la pornografía infantil, los derechos de propiedad intelectual y/o industrial, el fraude entre otras, pero principalmente con el robo y la usurpación de la identidad de las personas.
Las técnicas más empleadas para ello son principalmente tres:
El hacking: es el acceso de manera remota al ordenador sin autorización del usuario.
El phishing: Consiste en hacerse pasar por una persona o empresa de confianza, generalmente usan el correo electrónico, mensajería instantánea, redes sociales para engañar a los destinatarios con el fin de que éstos les revelen sus datos personales, bancarios, credenciales de acceso a servicios, etcétera.
El malware: es un software o programa informático que una vez instalado en el ordenador o dispositivo móvil, espía sus acciones permitiendo así obtener datos.
De acuerdo al “Convenio de Ciberdelincuencia del Consejo de Europa”, aprobado en el año 2001, los delitos informáticos o delitos cibernéticos se subdividen en cuatro grupos: